Sembrando arroz…
Verónica Pérez Jiménez
"Si haces planes
para un año;
siembra arroz.
Si lo haces por dos
lustros;
planta arboles.
Si los haces para toda la
vida;
educa a una
persona."
Proverbio Chino
Hace ya unos diez años
que vengo dando palos de ciego, cuando me di cuenta que la vida se comenzaba a
dibujar con tinta y no con grafito. De alguna manera reprochaba constantemente
el por qué no se me daban las oportunidades cuando a otros con menos
“capacidades” les fluía la vida tan fácilmente.
Me demoré en concluir,
sinceramente por mi inocencia, que las oportunidades se buscan, cuando no se
tiene el contacto para recibirlas de regalo. Pero además, carecía de la
valentía que se logra cuando la estabilidad de un periodo se convierte en
comodidad.
Hace ya treinta y tres
años, un frío día de Junio llegué a la facultad de Pedagogía de la Academia
Superior de Ciencias Pedagógicas, al departamento de archivos a buscar ese tan anhelado
título que me consagraba como Profesora de Educación General Básica.
Después de esperar que
una secretaria terminara de conversar por teléfono, entregar mi cédula de
identidad, firmar unos gruesos libros, recibí un sobre blanco, el que contenía
el diploma y la certificación de la Universidad que constataba que yo había
rendido todo lo solicitado para ejercer como profesora de Educación.
Recuerdo que salí de esa
oficina y con lágrimas en los ojos por la emoción, caminé hacia la cafetería,
abrazando con toda la fuerza en mi pecho aquel sobre blanco, pedí un capuccino
y me senté a degustarlo sacando los dos documentos, me vi muy sola, con
tranquilidad disfrutando de uno de mis más difíciles logros. En ese tiempo no
estaba al alcance, ni era tan común la tecnología de bolsillo, por lo que no
pude contarle a nadie lo que me estaba ocurriendo.
Desde ese año, he
asistido a diferentes cursos de perfeccionamiento en Educación , he sido adicta
en mi formación profesional, y me enmarco en las exigencias de una profesora Competente e idónea.
Busqué en lo profesional el reconocimiento de personas de
las cuales jamás lo obtendría, ahora sé
que era por motivos absolutamente distintos a los profesionales,( competencia
intelectual ), sin embargo cuando se comienza a sacar la tinta y tomar
decisiones, a dejar los temores que son falsamente infundados, se empieza a seleccionar
la semilla de arroz, y a preparar los
mejores terrenos para sembrar el arroz.
En Marzo de este año, con
tristeza por mi débil estado de salud, trataba de proyectarme y planificar lo
que sería otro año más, sólo sembrando arroz, sin otra expectativa más que la
de continuar dedicándome con el mismo
interés a los aprendizajes de mis alumnos .
El destino, las
condiciones, se fueron presentando tan diferentes a como yo había sembrado el
arroz que me desconcertaron, y después
de una licencia médica, volví a trabajar, pero esta vez con cambio de funciones.
Había comenzado a
escribir con tinta, iba a sembrar arroz sin duda pero yo escogería la tierra
donde quería hacerlo, después de esta decisión que me autovaloró he comprendido
que cuando algo no te resulta ,y de verdad lo deseas con toda tu fuerza y estas
convencido que en esa situación te sentirás completamente realizado ,entonces
debes dejar el grafito ,buscar la tinta y empezar a escribir lo que deseas ,comenzando
a sembrar arroz.
Para seguir educándome.
Sembrar arroz .Para ser
más feliz, sembrar arroz. Para mi propia estabilidad emocional, sembrar arroz,
sembrar arroz esta vez para mi, que
necesito ser más feliz y sentirme más realizada, por lo que se vive una sola
vez y es imposible seguir postergando la vida cuando se ama tanto a los seres
que me rodean. Para mi y para ellos
sembrar arroz toda la vida .